Thursday, December 1, 2011

mudanza- fabio morábito (méxico)

A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,
a atornillar sólo lo justo.
He aprendido a respetar las huellas
de los viejos inquilinos:
un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula,
que dejó en su lugar
aunque me estorben.
Algunas manchas las heredo
sin limpiarlas,
entro en la nueva casa
tratando de entender,
es más,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanza
se disuelva como una fiebre,
como una costra que se cae,
no quiero hacer ruido.
Porque los viejos inquilinos
nunca mueren.
Cuando nos vamos,
cuando dejamos otra vez
los muros como los tuvimos,
siempre queda algún clavo de ellos
en un rincón
o un estropicio
que no supimos resolver.

Saturday, November 26, 2011

the curious incident of the dog in the night-time -- mark haddon


“When I got home after school (…) I made myself a raspberry milk shake (…) and then went through to the living room to watch one of my Blue Planet videos about life in the deepest parts of the ocean.
The video was about the sea creatures who live around sulfur chimneys, which are underwater volcanoes where gases are ejected from the earth´s crust into the water. Scientists never expected there to be any living organisms there because it was so hot and so poisonous, but there are whole ecosystems there.
I like this bit because it shows you that there is always something new that science can discover, and all the facts that you take for granted can be completely wrong.

(…) when you look at the sky you know you are looking at stars which are hundreds and thousands of ligh-years away from you. And some of the stars don’t even exist anymore because their light has taken so long to get to us that they are already dead, or they have exploded and collapsed into red dwarfs. And that makes you seem very small, and if you have difficult things in your life it is nice to think that they are what is called negligible, which means that they are so small you don’t have to take them into account when you are calculating something."

sándor márai- la mujer justa


Novela que se forma por tres monólogos: la esposa, él y su amante. Tres puntos de vista, tres realidades tan válidas que nos hacen reflexionar y volar.

“Hay momentos en la vida en que comprendemos que lo absurdo, lo imposible y lo inconcebible son en realidad tan ordinarios como sencillos. De pronto vemos con claridad todo el entramado de la vida: desaparecen entre bastidores personas que creíamos importantes y del fondo en sombras emergen otras de las que no sabíamos nada, pero en cuanto aparecen sabemos que estábamos esperándolas, y ellas a nosotros, en un destino común…

(…) hay una ordenación invisible en la vida: cuando la situación requiere que se lleve a cabo algo determinado, las circunstancias se convierten en cómplices, sí, e incluso el lugar y los objetos, y las personas cercanas se ponen en convivencia inconsciente con la situación.

Ayer ansiabas venganza, o quizá redención, querías que llamara, que te necesitara desesperadamente o que lo encerraran en la cárcel y lo ejecutaran. ¿Sabes?, mientras sientes eso, el otro se sentirá feliz y se mantendrá alejado. Aún tiene poder sobre ti. Mientras clames venganza, el otro se frotará las manos porque la venganza es un deseo, una especie de yugo. Pero llega un día en que despiertas, te frotas los ojos, bostezas y, de pronto, te das cuenta de que ya no quieres nada. Ni siquiera te inmutas cuando lo ves por la calle. Si llama por teléfono respondes, como debe ser. Si quiere verte, y la cita es inevitable, bueno, adelante. Y todo eso lo haces con ánimo tranquilo y sincero, ¿sabes? Ya no queda nada de dolor, de la convulsión, del delirio. ¿Qué ha pasado? No lo comprendes. ¿Ya no anhelas venganza?... Y entonces te das cuenta de que esa es la verdadera venganza, la única, la perfecta: ya no quieres saber nada de él, no le deseas nada malo ni nada bueno, ya no puede hacerte sufrir (…) Desperté una hermosa mañana y descubrí algo… sí, lo más importante, eso que uno sólo puede aprender por sí mismo…

La palabra humildad quizá sea demasiado importante. Para alcanzarla hay que saber perdonar, estar en gracia, y ése es un estado de ánimo excepcional. En la vida diaria basta con que seamos modestos y nos esforcemos en conocer nuestros verdaderos deseos e inclinaciones, y en admitirlos sin sentir verguenza. Y en conciliar nuestras aspiraciones con las posibilidades que nos ofrece el mundo.

¿Reconocemos los grandes encuentros? ¿podemos estar realmente conscientes de estar viviendo momentos decisivos? No puedo responder a esas preguntas. Sólo puedo cerrar los ojos y recordar. Sí, aquel día ocurrió algo. ¿Una corriente eléctrica? ¿Una radiación? ¿Un contacto misterioso?...”

Thursday, October 20, 2011

borges, las alitas mágicas

"La inmortalidad está en la memoria de los otros y en la obra que dejamos. (...) Sé muchos poemas anglosajones de memoria. Lo único que no sé es el nombre de los poetas. ¿Pero qué importa eso? ¿ Qué importa si yo, al repetir poemas del siglo IX, estoy sintiendo algo que alguien sintió en ese siglo? Él está viviendo en mí en ese momento, yo no soy ese muerto. Cada uno de nosotros es, de algún modo, todos los hombres que han muerto antes. No sólo los de nuestra sangre".

Thursday, September 22, 2011

dos mujeres en praga- juan josé millás

Quizá el mundo se sostiene sobre una red invisible de casualidades. Si un fragmento de esa red queda al descubierto ante tus ojos, cómo evitar la tentación de tirar del hilo (...) pensé que en la vida de las personas era más importante lo que no sucedía que lo que sucedía (...) pensé que cada uno de nosotros lleva dentro "lo que no", es decir, algo que no ha sucedido y que sin embargo tiene más peso en tu vida que "lo que sí", que lo que ha ocurrido. Todo el mundo tiene una herida por la que supura un "lo que no", que ningún "lo que sí", por extraordinario que sea, logra suturar.

(...) Pensé en la red de coincidencias sobre la que se sostiene la realidad y que a veces, por causas que desconocemos, se queda al descubierto, como los árboles cuando se retira la niebla.
Quizá la red sobre la que se sostiene la realidad es pura retórica. La realidad no necesita sostenerse sobre ninguna red: ella es la red. Pero nosotros sí que necesitamos la invención. Necesitamos creer que las cosas suceden una detrás de otras y que las primeras son causa de las segundas (...)

Estamos condenados, en efecto, a tropezar con aquello de lo que huimos. ¿Sí?